Palabras rescatadas (II)

En esta segunda entrega de palabras rescatadas vamos a ocuparnos de dos vocablos tan sonoramente agraciados como quisicosa y trapisonda. Veámoslos uno por uno.

¿Qué cosa es la quisicosa? Con ese juego de palabras interrogativas en su etimología, la quisicosa es un enigma u objeto de pregunta muy dudosa y difícil de averiguar. ¿Fácil de recordar, verdad?

Por su parte, trapisonda tiene varios sentidos de uso que nos aclara el DRAE: puede designar una bulla o riña con voces o acciones; coloquialmente, un embrollo (enredo, confusión); y ya en desuso, la agitación del mar, formada por olas pequeñas que se cruzan en diversos sentidos y cuyo ruido se oye a bastante distancia.

En cuanto a su etimología, trapisonda deriva de Trebisonda, nombre de una provincia del noroeste de Turquía con capital homónima a orillas del mar Negro. El Imperio de Trebisonda (aludido en novelas de caballerías e incluso en el propio Quijote) existió en la Edad Media y ocupó un territorio interpuesto entre las rutas comerciales que conectaban Constantinopla e Irán, foco de conflictos entre bizantinos, turcos y mongoles, cuya continua belicosidad justifica que hoy nuestra rescatada trapisonda exista en el diccionario designando la mencionada bulla, riña o embrollo.

Y para los más curiosos, ¿por qué el topónimo de Trebisonda? He aquí la respuesta: Trebisonda había sido una ciudad originariamente fundada por los griegos allá por el siglo VIII a. C. Ellos la llamaron Τραπεζοῦς, lo que viene a significar algo así como ‘que está situada sobre una mesa –Tράπεζα‘, probablemente por la forma de meseta del lugar donde se ubicó aquella antigua colonia que luego daría tanta guerra.

Quisicosa y trapisonda esperan en el diccionario, calladitas pero coquetas, a que las incorpores a tu vocabulario. ¿Te animas a rescatarlas?

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